Del gesto consolador a la vida nueva
/Escrito en mi diario, el 15 de Octubre de 2018. /
Está tarde recibí la noticia que una amiga y hermana mayor entró a la vida nueva y eterna.
Me entró tristeza pesada cuando mi papá me dio la noticia, y no creo haber sido la única. Todos aquellos que en algún momento tuvimos un encuentro amistoso con ella, hoy habrán sentido esa misma tristeza.
La hermana y amiga en la fe, Yoli. Fue una de las hermanas que mostró muchas veces ese gesto consolador en mis domingos. Más de una vez tomo la inciativa de acercarse hasta donde yo estuviera y preguntarme, ¿Mija, cómo está tu salud?, sé que no es fácil pero estoy orando por ti y por tu ministerio.
Otros días se acercaba y me decía: “Tienes mejor rostro, cuéntame ¿Cómo te fue en el viaje misionero que estuviste estos días?” o a veces me decía: “No te he visto el collar que te regale, ¿te lo has puesto?.
Sus regalos de palabras estuvieron presentes los domingos. Me gusta pensar que para cada día de la semana Dios ha enviado sin falta su gesto consolador. Ella lleno de gestos de amor muchos domingos.
Hoy, doy gracias a Dios por las hermanas mayores que dejan ser un toque “materno divino” para los más jóvenes. Mujeres mayores que sin percatarse bendicen la vida de aquellas que vamos apenas creciendo.