Hoy, 8 años del vuelo de una mariposa

Hoy 8 años que nuestra mamá, como una mariposa Monarca que vuela valiente y fuertemente emigró a la vida eterna.
En una de las visitas a mi mamá en septiembre del 2014, uno de mis tíos dijo: “ver sonreír a Sary es como ver volar a una mariposa”.
Y sí, en 8 años la hemos visto sonreír. A veces su sonrisa llega repentinamente a la casa, o pasa al lado nuestro en la calle o aveces, está esperándonos en algún lugar. De una u otra forma, siempre la encontramos y ella nos encuentra.
Ana y yo hicimos la promesa que el día que nos casáramos honraríamos su presencia y vida a través de mariposas en la ceremonia. Lo hablamos y prometimos sin saber que años después nos estaríamos casando en el mismo año, y que seríamos testigas, la una y la otra, de verla sonreír hermosamente entre nosotros.
Cada Septiembre en los últimos 8 años nos inundamos con memorias que se mezclan. Septiembre ha sido un mes “único” en su forma que lo vivimos.
La llegada de Septiembre había sido algo que nuestro corazón inmediatamente conectaba con el dolor de la ausencia, y la paz de la restauración. Pero, el año pasado en septiembre algo inesperado nos pasó. Algo que produjo que en Septiembre el lamento y la celebración bailarán al mismo tiempo y con mucha fuerza.
Sin ponerse de acuerdo o coordinarlo juntos Adam y Sam, decidieron valientemente y amorosamente hacernos la pregunta: ¿quieres casarte conmigo?.
Fue lindo, que en el mes que hemos vivido de forma “única”, sus promesas de amor llenaron nuestros corazones de memorias primaverales y nostálgicas con nuevas memorias de amor y celebración. Fue un Septiembre donde la primavera de nuestra vida sembrada por Dios y labrada por mi papá y mamá veía otro fruto, un fruto nuevo.
Este nuevo fruto fue vivido, también únicamente. Mientras nos preparábamos para vidas compartidas con nuestros futuros esposo, planificamos, celebramos, pensamos en transiciones y mudanzas, al mismo tiempo descubríamos algo más, algo que era nueva para nosotras. Y lo que descubrimos es que en una boda hay otro motor fuerte, y es la presencia de una madre.
Descubrimos que era un motor por la profundidad con la que la extrañamos, su ausencia física fue sentida y llorada. Recuerdo que en una de las visitas a una tienda de vestidos una persona nos preguntó muy sorprendida: “¿Dos hermanas, y dos novias? ¿Y su mamá no vino con ustedes?. Y así, muchos otros comentarios, y así, más de una vez respondimos tratando de evitar que los ojos se nos inundaran con una corriente de lágrimas.
Es normal, es natural y es de todo hijo e hija, sentir esto. Una madre es una madre.
Pero también, Ana y yo sentimos un abrazo en cada uno de esos momentos por alguien que siempre supo cuan difícil podría ser para nosotras esta etapa sin ella. Y esa persona fue mi papá. Él nos acompañó a cada prueba de vestido, de Ana y mía. Hoy recordamos como mi papá no entraba con nosotras, sino que nos esperaba justo afuera con un “cafecito,” y con un abrazo que nos re-centraba e invitaba inmediatamente a reconocer el recorrido vivido.
En una de nuestras primeras visitas a una tienda de vestidos, al salir, nos dijo: “Aquí me quedo pensando cuánto extraño a su mami también, no entro ahí, no es lo mío, pero si me quedo aquí, orando por ustedes.” Y si, mi papá en cada vuelta o incluso prueba de vestido allí oraba a Dios, allí en algo tan cotidiano como único, oraba. El oraba, nos hablaba y abrazaba. Su amor incondicional y por el que la gratitud solamente sigue aumentando cada día.

En Abril, Mayo y Julio tuvimos ceremonias íntimas en tres espacios geográficos distintos donde las mariposas volaron, allí la sonrisa de mi mamá estuvo entre nosotros. Un vuelo de fuerza, de amor y de un horizonte eterno.
Algo que recordaremos siempre es que este vuelo de fuerza y amor fue muy visible en nuestras ceremonias. En nuestra ceremonia de Sam y yo abrimos la caja y una fuerza hermosa creo un pequeño remolino de alas hermosas revoloteando entre las ruinas y nuestros invitados. La ceremonia había terminado y en el primer arreglo floral del pasillo, una mariposa reposaba en paz. Estuvo ahí, hasta después del final.
Y en la ceremonia de Ana, una mariposa voló alrededor de Adam y Ana todo el tiempo. Al terminar la ceremonia y comenzar la sesión de fotos, fui a recoger el buqué que se había quedado allí en las sillas donde Ana y Adam se habían sentado. Y mi sorpresa fue que la mariposa seguía reposando ahí. Tomé el buqué y se lo lleve a Ana. La mariposa estuvo entre las flores del buqué por un par de horas más y allí se quedó dormida en un descanso eterno.
Han sido 8 años de vuelos de fuerza, belleza, amor y consuelo.
Este año, en nuestras bodas, Dios nos dio el regalo de ver tan preciosamente como mi mamá sonríe entre nosotros, como sigue su amor entre nosotros.
Hoy 24 de Septiembre, celebramos el milagro de la vida entre vuelos de amor, de valentía y de movilidad.
Dios con su rostro de madre y con la presencia de un padre amoroso, nos acompañó, estuvo presente con estas dos hermanas en este maravilloso año de inicios de caminos.
Las alas valientes que emprendieron un vuelo, dejaron la enseñanza de vivir con profundidad, convicción y amor, como la que nuestra mamá vivió, y hoy, en nuestros recorridos de vida, lo vivimos así acompañadas.
Escrito 24 de Septiembre 2022 por dos hermanas, mientras viven en espacios geograficos distantes pero siguen creciendo juntas.🦋